Escoger el material de base para la estructura de tu pérgola de jardín es una decisión importante que afecta a la estética y también a la resistencia y durabilidad. Entre las opciones más habituales está hacer una pérgola de madera o de aluminio. Dos materiales muy diferentes y ambos con cualidades muy positivas.
Hacer una pérgola de madera, belleza con sabor a rústico
La madera es uno de los materiales que se han empleado desde siempre para la construcción de este tipo de estructuras. Hacer una pérgola de madera o de aluminio aporta una importante diferencia en cuanto a la estética.
La madera es un material cálido, robusto que da un toque natural y rústico a la estructura. Resulta ideal para casas de pueblo donde se integra a la perfección con la piedra y la naturaleza.
Las vigas y pilares de madera combinados con una cubierta de lonas dan armonía al conjunto creando un entorno acogedor donde pasar las tardes y veladas.
Atención a los cuidados
El mayor inconveniente de hacer una pérgola de madera y no de aluminio es el cuidado que precisa la madera. Es un material bello que hay que cuidar para que permanezca sano y luzca con esplendor.
Al estar a la intemperie sufre y periódicamente hay que realizar trabajos de mantenimiento que suponen tiempo y dinero.
Aluminio, una opción todoterreno
Si esta inversión de tiempo y dinero no te convence y buscas una opción más resistente, práctica y económica, piensa en una pérgola de aluminio.
Un material de alta resistencia que no se oxida ni estropea y que va mantener tu pérgola en perfecto estado durante mucho tiempo.
Puedes disponer de él en una amplia gama de colores que encajan perfectamente en cualquier tipo de entorno. Por ejemplo, es una estructura de estilo moderno y minimalista que queda muy bien en un chalet adosado o una casa más vanguardista. Pero el aluminio también tiene un color de imitación madera, de modo que aporta una estética rural con las ventajas del aluminio.