Una de las preguntas que inevitablemente nos asaltan cuando estamos planificando cómo aprovechar nuestro jardín o la terraza del ático es si optamos por pérgolas desmontables o no. La forma de tomar la mejor decisión más adecuada para nuestro caso es conocer qué nos ofrece cada una de las opciones.
Ventajas de las pérgolas desmontables
Sin duda uno de los mayores beneficios de las pérgolas desmontables es que cuando no la necesitamos podemos recogerla y disfrutar de la totalidad del espacio al aire libre. Además, las pérgolas desmontables son fáciles de recoger, son estructuras de aluminio que se desatornillan sin problema, lo único a lo que hay que prestar más atención es a los toldos.
En las pérgolas desmontables el sistema de cobertura es sencillo de retirar. Al hacer esto las lonas permanecen en buen estado durante más tiempo porque evitas su exposición a la lluvia, a las heladas y a los fuertes vientos.

Pérgolas desmontables, inconvenientes
Hasta aquí todo perfecto. Pero las pérgolas desmontables también tienen inconvenientes. El primero y más evidente es desmontarlas. En principio suena fácil, pero cuando te pones a ello descubres que tiene su aquel. Parte de lo complicado del desmontaje es el sistema de toldos. Si la pérgola tiene un techo retráctil tienes que tener mucho cuidado al desencajar las telas y los rieles para no dañarlos y poder montarlos bien el próximo año.
Otro de los problemas de las pérgolas desmontables es que al quitar y poner tantas veces la estructura puede que se vaya deteriorando y que esto afecte a la firmeza de la pérgola.
Por otro lado, las pérgolas desmontables suelen ser productos más livianos. Por eso, debes pensar bien qué es lo que más te conviene teniendo en cuenta el uso que le vas a dar y también la climatología, ya que si hay fuertes vientos puede no tener la suficiente estabilidad.